MAR GALVÁN: VIVIR Y COMUNICAR EL VINO
Hoy entrevistamos a una mujer polifacética. Y una mujer del vino. Que lo entiende en toda su esencia, desde la tierra hasta la mesa. Enóloga y sumiller. Escritora y poeta…Además Mar Galván es experta en análisis sensorial y formadora en distintas tipologías de vino. Mucho que contarnos y mucho que aprender con ella. En nuestra entrevista nos podría dar una masterclass de muchos aspectos del vino. ¿Comenzamos?
S4L. Mar, ¿qué eres, cómo te definirías y a qué te dedicas? Básicamente ¿cómo te presentamos en pocas líneas?
Soy sumiller, enóloga y divulgadora del vino. Mi vida gira en torno a comunicar y enseñar lo que hay detrás de cada botella: la tierra, la uva y las personas. Además, formo y escribo sobre vino, con un enfoque didáctico, honesto y siempre en evolución.
S4L. Si hablamos de vino…¿por dónde empezamos? ¿Cuál sería el orden lógico perfecto para conocer y vivir por y para el vino? Ser sumiller o enóloga
Depende de lo que uno busque: el enólogo crea el vino, el sumiller lo interpreta y lo acerca al consumidor. Para vivir el vino, primero hay que beberlo con atención, despertar los sentidos y aprender a escucharlo. Después viene el estudio, la técnica y, sobre todo, la experiencia: viajar a regiones, hablar con productores y comparar estilos. El orden ideal sería: sentir, estudiar y transmitir.
S4L. En el vino, no sólo depende el vino, sino también la botella y el corcho. Y de corchos, tienes un máster. ¿Es el corcho la mejor opción para cada vino, y qué tipos existen para cada necesidad?
El corcho es mucho más que un cierre: es parte de la evolución del vino. Para vinos de guarda, el corcho natural es insustituible por su microoxigenación. Para vinos jóvenes o de consumo inmediato, un tapón técnico o incluso un screw cap puede ser más práctico. Existen corchos naturales, colmatados, técnicos, microgranulados y también innovaciones sostenibles. Cada uno tiene su uso y su razón de ser.
S4L. Hablemos de la faceta didáctica de Mar Galván: eres formadora en distintos tipos de vino generosos (Jerez y Montilla-Moriles) y Cava. Vinos muy distintos unos de otros. ¿Un mismo paladar puede identificar y disfrutar al máximo vinos tan opuestos? ¿Cómo se entrenan los sentidos?
Sí, se puede, pero requiere entrenamiento. El paladar es como un músculo: cuanto más lo ejercitas, más capacidad tiene para detectar matices. La clave está en la comparación, en la cata consciente y en no dejar de probar. Un mismo catador puede emocionarse con la salinidad punzante de una manzanilla y, al mismo tiempo, con la burbuja delicada de un cava de larga crianza. Los sentidos se entrenan con práctica, memoria sensorial y humildad.
S4L. Eres una persona que no dejas de formarte. Además de todo lo anterior, también has estudiado marketing y escribes en medios sobre vino y enoturismo. La labor del escritor (humano) ¿tiene los días contados? ¿Cómo se puede sobresalir y sobrevivir a la IA en esta profesión?
Creo que la IA es una herramienta, no un sustituto. Puede generar textos, pero no puede transmitir emociones vividas, la pasión de una cata compartida o la memoria de un paisaje vitícola. El escritor humano tiene futuro si aporta autenticidad, criterio y sensibilidad. La diferencia estará en escribir desde la experiencia real.
S4L. Trabajas en sanidad alimentaria, ¿Cómo tiene que ser el alimento perfecto para tomar con el vino?
Un alimento perfecto para acompañar el vino debe ser equilibrado, con calidad y respeto por su origen. Igual que un vino bien hecho no enmascara su uva ni su terruño, la comida debe ser honesta. En seguridad alimentaria aprendí que no todo es sabor: también importa la seguridad, la trazabilidad y el cuidado en la elaboración. Al final, vino y comida deben hablar el mismo idioma: autenticidad y seguridad.

S4L. España es un país con un gran mapa vitivinícola con distintas regiones y uvas y formas de hacer vino. Si tuvieras que vender comercialmente España en materia de vinos, ¿Cómo describirías nuestro gran catálogo de productos?
Diría que España es un mosaico irrepetible. Pocos países pueden presumir de tanta diversidad: desde la elegancia atlántica de Rías Baixas hasta la potencia mediterránea del Empordá; desde el carácter único de Jerez hasta la autenticidad de Toro, Bierzo o Terra Alta. Tenemos más de 250 variedades autóctonas, paisajes extremos y una tradición milenaria. España es, simplemente, un viaje infinito en copa.
S4L. En la imagen del vino influye mucho la opinión y la puntuación. Eres miembro del jurado de varios concursos. ¿Qué se necesita para cualificarse como jurado?
Rigor, formación y sobre todo objetividad. No basta con saber de vino, hay que ser consciente de que detrás de cada muestra hay años de trabajo. Un jurado debe mantener neutralidad, concentración y respeto. Y algo fundamental: humildad para dejar a un lado gustos personales y valorar lo que el vino propone. La formación y el conocimiento de las variedades de vid internacionales son imprescindibles, por poner un ejemplo debes saber como se expresa la uva en diferentes partes del mundo y eso solo se consigue con formación, catando muchos vinos y visitando viñedos para conocer el Terroir.
S4L. Hemos entrevistado a bodegueras como Alba Abiega o Ángeles Ortega (Lagar de Moha). Ambas dejaron sus profesiones en el mundo de las finanzas -del que yo también vengo. ¿Qué tiene el mundo del vino que consigue cambiar tantas vidas?
El vino atrapa porque es más que un producto: es cultura, es tierra, es tiempo y es emoción. Quien se adentra en este mundo descubre que no hay rutina posible, cada añada es un reto y cada vino una historia. El vino conecta con lo humano y lo natural, y eso tiene un poder transformador inmenso.
S4L. Como enóloga has asesorado a bodegas, ¿has elaborado tu propio vino verdad? ¿Cómo es el vino de Mar Galván?
Tengo mi proyecto personal desde el año 2011, en un rinconcito del Priorat, hemos recuperado un clon de Garnacha, tan solo existen 200 cepas de esta variedad que cuenta con el reconocimiento y estudios de variedad autóctona de la zona, de los antiguos monjes, fue arrancada debido a la complejidad enológica y su baja graduación alcohólica. Trabajo en la elaboración y me apasiona el proceso. Un vino diferente, que hace la crianza bajo tierra durante 24 meses. Garnatxa del Po un vino sincero, fiel al viñedo, con equilibrio y corpulento, un vino que se puede disfrutar sin complicaciones pero que deja huella en la memoria. Un vino que habla de lo que soy.
¡Gracias Mar por enseñarnos tanto!
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