Por increíble que pueda parecer a los más distraídos, el 25 de abril no se celebra el Día de Portugal, pero sí el día de la Libertad, y el día de la libertad de las mujeres portuguesas.
En pasado marzo en el Teatro La Puerta Estrecha en Madrid, Joana Craveiro del Teatro do Vestido (Lisboa), presentó su conferencia performática del 25 de abril en una forma de conmemorar esta fecha simbólica en Portugal
En su espectáculo escénico, Joana Craveiro hizo un interesante repaso de la importancia fundamental de las mujeres antes y después del 25 de abril de 1974 en Portugal.
En este sentido la autora de estas conferencias escogió para ejemplificar esa «importancia primordial» a tres mujeres urbanas y con acceso a la cultura escrita: María Teresa Horta, Isabel do Carmo y Maria Antonia Palha.
Pero para la celebración del Día de la Libertad y para enaltecer el coraje, la simplicidad y el sentido común, hay otra personalidad que nos viene a la memoria: Catarina Eufemia.
Catarina Eufémia nació en Baleizão, en el Alentejo profundo (Portugal) en 1928. En la época en que la valiente campesina vivió, el Estado Nuevo empleaba una fuerte represión a todos los que osaran enfrentarse a ellos, y en su saña persecutoria ni las mujeres escaparon a su brutalidad.
La pobre cosechadora, prácticamente analfabeta, junto a 14 compañeras de trabajo, promovieron una huelga en Baleizão, el 19 de mayo de 1954 contra las arduas condiciones en que trabajaban. A los 26 años Catarina Eufemia fue asesinada por el teniente Carrajola, por la espalda y a sangre fría, cuando echaba al cuello a uno de sus tres hijos, estando embarazada del cuarto hijo.
Antes de su triste ejecución, Catarina intentaba dialogar con los soldados de la GNR, diciendo desesperadamente: «queremos trabajo y pan para nuestros hijos. No me golpee, respete a mis hijos (…) y si quiere matarme hágalo de una vez». Pero estas palabras no fueron suficientes para sensibilizar la brutalidad y la cobardía del régimen salazarista y de sus lacayos.
Pero en el fondo, la tragedia que sacudió Baleizão y segó para siempre la vida de Catarina Eufémia, creó un mito y una inspiración para la emancipación de la mujer portuguesa. Y por extensión, la libertad de las mujeres.
Para María Teresa Horta, una de las personalidades que llevaron el movimiento feminista portugués después del 25 de abril de 1974, vio en Catarina «una influencia, y alguien por quien siento admiración infinita.»
También el arte consagró el mito de Catarina Eufémia. ¿Y la libertad de las mujeres?
Sophia Mello Breyner Anderson, una de las más inolvidables poetisas lusas, escribía así sobre nuestra campesina:
(…) «Estabas embarazada pero no has retrocedido / Porque tu lección es ésta: hacer frente» (…)
(…) «Porque eras la mujer y no sólo la hembra / Eras la inocencia frontal que no retrocede / Antígona posó su mano sobre tu hombro en el instante en que moriste / Y la búsqueda de la justicia continúa» (…)
Zeca Afonso también enalteció a la segadora de Baleizão con su voz con el «Cantar Alentejano»:
Se llamaba Catarina
El Alentejo la vio nacer
Serranas la vieron en vida
Baleizão la vio morir
Segadoras en la mañana fría
Flores en el campo le van a poner
Se quedó roja la campiña
De la sangre que entonces brotó
Aclama el furor la campiña
Que tu llanto no ha terminado
Quien vio morir Catarina
No perdona a quien mató
Aquella paloma tan blanca
Todos la quieren para sí
Alentejo quemado
Nadie se acuerda de ti
Aquella golondrina negra
Bate las alas para volar
Alentejo olvidado
Todavía un día has de cantar
Pero ¿qué significó el legado de Catarina?
Antes del 25 de abril de 1974, el derecho de voto estaba prohibido a las mujeres. Las excepciones a esta prohibición eran cuando éstas poseían un título escolar (curso liceal) o éstas fueran «jefas de familia» debido a la viudez o ausencia del marido, en la mayor parte de las veces cuando éste era reclutado para la guerra colonial.
Incluso las mujeres cursadas perdían ese derecho, si el marido tenía capacidad electoral.
Por increíble que parezca, el entonces código penal también permitía los «crímenes de honor». Uno de esos ejemplos, era el hecho de que el marido podía matar a la mujer adúltera o a las hijas menores de 21 años si perdían su virginidad, pues el castigo nunca sería una pena superior a los seis meses. ¿Increíble no?
Por todos estos cambios y el por el progreso social en Portugal, ahora oficialmente ya no vemos la sangre derramada de Catarina Eufémia, pero al menos permitió décadas después poner fin a esta barbarie social.
Bienaventurada Catarina, y todas las otras Catarinas que luchan por sus convicciones y por el bien común.
Porque al final, ser fiel a uno mismo y a sus principios es el estilo interior que nos hacen más fuertes y audaces.
Bruno Caldeira
Director de raiadiplomatica.info
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