Despertar en el Albaicín,… amanecer sintiendo la fría escarcha exterior mientras bajo las sábanas te desperezas. Ver por la ventana empañada una lejana Alhambra en lo alto de las colinas: Es Granada.
Subir y bajar cuestas de estrechas callejuelas todas muy similares entre sí, y que te hacen perder el sentido de la orientación, mientras disfrutas con la vida tranquila y sin prisas que se respira por las calles: Es Granada.
Subir la empinada y larga cuesta Gomérez hacia el paseo del Generalife, llegar a la entrada del recinto de la Alhambra e impacientarte por dejar atrás los grupos de guiris cargados de cámaras y adentrarte en la historia de Al-Andalus: Eso es Granada.

Mucho que ver en Granada, la ciudad que fue sede de los Nazarí y con siglos de historia …no deja indiferente. Es más, llegas a amarla y empatizas con la nostalgia y pena que sintió Boabdil al perder tamaña joya. El conjunto de la Alhambra con sus palacios y jardines, te hace soñar e imaginar un mundo de belleza. Es una maravilla arquitectónica, y sus situación en lo alto, rodeada de jardines y agua, lo convierte en un lugar paradisiaco.

Junto a la Alhambra se construyó el Palacio de Carlos V, con un gran techo abierto, que recuerda al Panteón de Agripa en Roma. Se edificó sobre parte de otro edificio de la Alhambra, pero esta construcción permitió que se mantuvieran intactos los palacios nazaríes. Los reyes crsitianos quedaron impresionados por la belleza de la Alhambra y quisieron preservarla.
Caminar por Granada, qué bonita experiencia. Sus casas tradicionales se llaman Carmen. Detente en los Miradores, el de San Nicolás, el Mirador de la mezquita, el Mirador san Cristóbal, descansar en la Placeta Carvajales. Incluso puedes llevarte tu nombre escrito en una bonita caligrafía árabe, o ponerte un tatuaje de henna. El pasado nazarí es un reclamo turístico que da romanticismo al viaje.

¿Qué más ver en Granada? No puedes perderte el Zoco de la calle Elvira. Te verás inmerso en callecitas al estilo marroquí con cientos de objetos, prendas, souvenirs… y por supuesto no faltarán sus teterías al estilo árabe y con las sishas, ese exotismo que recuerda al norte de África. Una de mis compras fue un khol estilo árabe, con palito para frotar los párpados e impregnar de polvos negros los ojos, y almizcle en pastillas puras, que desprende un aroma suave pero embriagador, digno de las estancias de los palacios orientales.
El lado más pasional lo pone el Sacromonte. Cuna del flamenco, con sus cuevas donde ver puro arte del taconeo y guitarras. Más adelante comienzan las Alpujarras, esas montañas donde históricamente fue destinado Boabdil tras perder la ciudad….
En el lado más nuevo de Granada puedes ver la Catedral, principalmente y la capilla Real donde reposan los restos de los Reyes Católicos.
Washington Irving, escritor norteamericano, pasó 3 años en Granada, tiempo que le hizo quedar prendado de amor eternamente con ella. Escribió sus “Cuentos de la Alhambra” en 1832. Esta ciudad fusión de culturas cristiana, musulmana y judía deja huella a todo el que la visita. Con nuevas versiones, nuevas gentes, nuevo estilo de vida… pero las mismas sensaciones. Para tí será un nuevo Cuento de la Alhambra por vivir.
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