En el Viejo continente (Europa) se consume y elige el vino en función de su región. Sin embargo en el Nuevo mundo (América) se escoge más en función del tipo de uva. Hoy en nuestro viaje enológico salimos de la península ibérica para cruzar el Atlántico y llegar hasta Mendoza, en Argentina. En busca de los mejores Malbec argentinos, nos hemos encontrado con Achaval Ferrer. Unos vinos que reflejan la expresión pura del viñedo. Y una Quimera realizada: el ensamblaje de variedades de lo mejor de Mendoza. Quimera, entre los mejores vinos argentinos Malbec.
Contenidos
1. EL TERROIR Y SU HISTORIA

En la region de Mendoza se encuentran la bodega Achaval Ferrer, del grupo Tenute del Mondo, dueño de Pago de Arínzano en España. La historia de este vino surge en 1999, cuando Santiago Achaval y el winemaker italiano Roberto Cipresso se unen para buscar una nueva forma de hacer vino. Transformar el fruto sin correcciones ni sulfitos, entre otras ideas.
Casualmente encontraron una finca Altamira abandonada pero con vides antiguas de “pie franco” que podían dar uvas exquisitas. Nos parece una historia romántica, el rescate de unos viñedos olvidados para elaborar una obra de arte. Con unos métodos no invasivos sacaron su primera añada adelante y sorprendiendo a todo el mundo, este vino recibió la puntuación 5 estrellas del índice Decanter ¡Todo un éxito! que sin duda les convenció de que iban por el buen camino!
2. EL GUARDÍAN DE UN LEGADO
Dejar que el viñedo se exprese, el respeto máximo por el terroir significa que el trabajo de la bodega sea accesorio pero lo principal venga del propio viñedo. Esto es un factor diferencial si hablamos de los mejores vinos argentinos principalmente malbec. La filosofía de Achaval Ferrer se basa en tres pilares:
-Sus viñedos, plantados en 1920, 1921 y 1950 (anteriores a la filoxera), son los mejores

traductores del mensaje que cada viña quiere dar.
– La buena gestión de los viñedos para obtener el fruto más concentrado con la adecuada complejidad y frescura
– La intervención mínima del hombre para obtener el más puro y honesto mensaje del viñedo.
Estos viñedos plantados respectivamente en distintas décadas están en tres fincas: Bellavista, Mirador y Altamira a 990, 700 y 1050 mts de altitud cada una. Cada finca proporciona un carácter distinto debido al terruño: sol, arcilla, humedad,…
3. LOS VINOS Y EL ENSAMBLAJE: QUIMERA 2010
De cada una de las fincas de viñedos se obtiene un vino propio con su nombre: Altamira (el pionero) Bellavista y Mirador. Todos Malbec. Achaval Ferrer se ha caracterizado por hacer vinos monovarietales.
Sin embargo el blending o ensamblaje comenzó con un proyecto que se convirtió en un gran éxito. El enólogo de Achaval Ferrer, Gustavo Rearte quiso, como el propio nombre del vino QUIMERA indica, hacer lo imposible, lo que parecía irrealizable, el conseguir una mezcla única. Con un 31% de Malbec, 27% cabernet Sauvignon, 20% merlot, 18% de cabernet franc y un 4% petit verdot.
Las variedades elegidas se cosecharon de sus fincas Mirador y Bellavista (la variedad Malbec) así como de las fincas más representativas de Mendoza como Tupongato, Luján de Cuyo o el Valle de Uco (Cabernet Sauvignon, Merlot, cabernet franc y Petit verdot). La idea fue elaborar el mejor blend de una añada, la 2010 de Mendoza.

Esto conllevó mucho esfuerzo. El equipo enológico trabajó en los viñedos en busca de diferentes aspectos para cada uno. Un vino complejo, en el que el total es más que la suma de las partes. La ubicación de los viñedos, la edad de las plantas, el programa vitivinícola y el riego.
La combinación temprana de la uva parece una práctica arriesgada, pero ayuda a lograr una integración perfecta de las variedades, un vino con “una sola alma” como nos confesaron ellos mismos. El resultado es un vino que no es solo la suma de tres varietales, sino la búsqueda de un ideal.
4. LA CATA
Quimera una vez prensada y mezclada realizó la fermentación maloláctica en barricas de roble francés, 40% nuevas y 60% un año de edad. Se embotelló el 17 de agosto de 2010 sin clarificar y sin filtrar. ¡Sorprende esta decisión! pero prefirieron no despojar al vino de sabores y aromas sutiles. Por eso a la hora de beberlo se recomienda decantar el vino al menos una hora antes.
Al probarlo Quimera 2010 es un vino de acidez con potencia, al transcurrir el tiempo una vez abierta la botella se potencia más. Es una acidez elegante, fresca. De tonalidad oscura en el fondo, púrpura, es denso y persistente. A medida que bebes más sorbos, hay nuevos matices de florales, herbal, cuero…
Podemos considerarlo dentro de los mejores Malbec argentinos. Para elaborar una botella de Quimera 2010 se necesitan 2 vides. Para una botella de los vinos Altamira, BellaVista o Mirador se necesitan 3 vides. Como conclusión las fincas de Achaval Ferrer dan un rendimiento bajo y concentrado. Se prima el respeto al viñedo y la expresión pura de la vid.

Si una moraleja puedes sacar de estos vinos es la de la Quimera: una meta imposible por la que vale la pena trabajar. Achaval Ferrer no ha dejado de recibir puntuaciones excelentes por los grandes índices de referencia internacionales como Tim Atkins, R. Parker o Decarter, siendo unos vinos muy aclamados por los críticos
Si te apetece saborear un Achaval Ferrer, algunos de sus vinos se pueden adquirir en Lavinia.
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