En Style4life una de las cosas que más nos gusta es descubrir y probar bebidas, siempre de calidad, tanto por su origen como por su proceso productivo. Hemos acudido a distintas catas y os hemos mostrado lo mejor que hemos encontrado. Vinos blancos, tintos, rosados, cavas, champagne pero también otras bebidas como el vermouth , o el sake. Pues bien, ahora es el turno ¡del tequila! Tequila, sin sal ni limón.
La ocasión ha sido una cata de tequila ofrecida por el restaurante la Chingona, de comida

mexicana, en el centro de Madrid. Luna Carmona nos inició en el conocimiento de este néctar, fabulosamente. Tal vez algunas personas- como yo- tuviéramos una mala referencia de los tequilas, y sólo conozcamos lo anecdótico del chupito del tequila con sal y limón. Pero descubrí en esta cata que hay que saber escoger bien. Con los tequilas, no escoger calidad, supone una diferencia abismal, como de la noche al día.
Hay dos tipos de tequila los mixtos, con 50% de ágave y resto de derivados destilados, o el 100% ágave – este dato, como la denominación de origen en los vinos- siempre lo ha de poner la etiqueta. Éste es el tequila que probamos ofrecido por la marca Patrón.
Comenzamos por el ágave, ¿qué es? Un gran tubérculo que mide metro y medio de altura. Mediante la “jima”, se limpia la raíz- trabajo del jimador. Cuanta más parte blanca se queda en la raíz, más dulce será el tequila. Y cuanta más verde, más amargo será y de peor calidad.
Proceso de cocción: puede ser en horno normal con turbinas de aire. O de manera tradicional, en habitaciones con agujeros hechos de piedra volcánica, se insufla vapor

durante 72h y se cuece en su propio jugo. Se aplasta el ágave con una rueda tahona de piedra. El azúcar se extrae de la fibra del ágave con trituradoras y molinos que la van desmenuzando para luego pasarlo a la prensa. Se obtiene el jugo de ágave, y se separan los líquidos de los sólidos para llegar al mosto para la fermentación.
Posteriormente el liquido se fermenta en tinas de madera. Tras el fermento viene la destilación . Se puede hacer en alambique o en columna. Los tequilas se combinan con agua pura del pozo profundo de debajo de la Hacienda donde se hace el tequila.

En los alambiques de cobre se destila y se eliminan los elementos residuales. El producto obtenido de la destilación se lleva a través de tinas a barricas donde se añejará según el tipo de tequila. El blanco pasa directamente a envasarse, no pasa tiempo en barrica.
Hablemos del envejecimiento del tequila. Entre 3-12 meses es lo que llamamos “reposado”. Más meses ya sería “añejo”, y a partir de 36 meses “extra añejo”. Las notas cambian, cuanto más añejo menos notas cítricas y más amaderadas, con más taninos por la astringencia de la madera.
En el caso de Patrón, hay hasta cinco distintos tipos de barrica según las notas que se quiera imprimir: francés , francés roble blanco limusin, húngaro roble, híbrido (francés limousin y americano, y bourbon usado.
La cata del tequila la realizamos a temperatura ambiente. ¡Por favor, no helar los vasos! y mejor tomarlo en vasos chatos.

No confundamos el tequila 100% con otras cosas como el Mezcal. El tequila proviene únicamente del ágave azul mientras que el mezcal se puede hacer de hasta 20 tipos de ágave. La denominación de origen tequila únicamente se puede producir en cinco estados (Jalisco, Nayarit, Michoacán, Tamaulipas y Guanajuato). Mientras que la DO de mezcal es más amplia, abarca algunos municipios de Oaxaca, Guerrero, Michoacán, Tamaulipas, Durango, Guanajuato, San Luis Potosí, Zacatecas, Puebla, Estado de México, Morelos y Aguascalientes. Por cierto, aún tengo en mi casa una botella de mezcal que alguien me trajo hace años de México, ¡con un gusano dentro! A veces las botellas de mezcal llevan «souvenir», aunque no soy fan de estas mezclas.
En la cata probamos los tequilas de Patrón: el Silver (sin añejar, o blanco), el reposado, y el añejo. Mi favorito ha sido el Silver – el blanco sin reposar. Curiosamente antes de la cata pensaba que todo lo añejo o que pasa mucho tiempo en barrica es por antonomasia mejor, pero no tiene por qué, sobre gustos, los colores! Pero el hecho de beber varios tragos de esta bebida transparente sin hielo ni refrigeración , me hubiera hecho pensar que sería algo muy fuerte, y nada más lejos de la realidad, Me pareció muy muy bueno. Y puro. No rasca la garganta, ni te hace poner gestos raros después de tragarlo. Al contrario. El tequila ha ganado una consumidora más. Siempre fui fan de las margaritas, pero ahora quiero consumir más el producto en estado puro, ¡cuando es de calidad!
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