En apenas cuatro días se celebrará la Navidad. Un año más, nos acercamos al final del año con el adviento, y a ese periodo tan bonito que simboliza la Navidad. Más allá de las creencias de cada persona, es un periodo del año que nos trae la oportunidad de acercarnos más a los demás- ¡y me temo que también de consumir mucho más! . Son unos días en los que las calles se adornan, la vida tiene más color y la gente se esfuerza en por fin quedar a cenar y reunirse con los amigos y familia. ¡Bienvenida Navidad!

Ah, ya,…que tenemos todo el año para tener buenos deseos y sacar lo mejor de nosotros mismos ¿verdad? Sí, puede ser. Pero es al acercarse el final del año cuando más nos dejamos llevar, al menos yo, y una gran parte de la gente, por el espíritu de la Navidad para volver la vista atrás a lo que llevamos de año e intentar estar más cerca de nuestros objetivos, y de estar bien consigo mismo y con los demás.

La Navidad es infancia

A medida que pasan los años, se pasa más rápido la Navidad, con nuestra agitada vida, trabajos, preocupaciones, ocupaciones… hasta que un buen día vemos el alumbrado de luces en la calle, o árboles gigantes que se levantan en los puntos más turísticos. Y nos acordamos de que está llegando la Navidad. Un preaviso es la llegada de los turrones a los supermercados, a finales de noviembre…aunque por entonces pensemos que aún está muy lejos la Navidad

Pero es un periodo muy corto en el que cada día que pasa es una ocasión para empaparte de esta sensación. Mi subconsciente lo asocia mucho a la infancia, y a mis buenos recuerdos, a poner el árbol con mi familia, a leer el catálogo de juguetes con mis hermanas pensando en los Reyes y elegir con un “¡me lo pido!”. A las grandes cenas donde nos juntábamos muy niños y adultos …La celebración se repite cada año, aunque somos más mayores, menos ingenuos, pero ojalá no con menos ilusiones.

La Navidad es un carrusel de emociones

De niños no éramos conscientes de la calidad de esos encuentros, aunque a nuestra manera lo disfrutáramos igual. De mayores, seguimos intentado que la buena armonía reine, y que sean noches y cenas de concordia y no discordia.

No seas grinch, ¡y disfruta con la Navidad!

Que por una noche nos olvidemos de nuestras diferencias entre adultos, y seamos más niños, más simples, nos riamos más y pongamos el corazón y la buena predisposición en la mesa

De pequeña me encantaban – y me encantan- los christmas de papel, aquellos que escribíamos e intercambiábamos con amigos, familiares que vivían lejos o cerca, una bonita costumbre que si me permitis la palabra , ya es residual. Mi imagen de Navidad sigue siendo la ídilica estampa de un pueblito nevado, los vecinos patinando, grandes abetos, y niños abrigados…como un Christmas de la época. Y sigo trayendo esa imagen cada año a mi cabeza.

Mientras escribo este artículo estoy en casa con la tv encendida con música de youtube que reproduce una imagen de una chimenea muy navideña al tiempo que suenan clásicos de navidad instrumentales.

La belleza es buena.

Modo Navidad, ¡siempre lo hago! También pongo a Michael Bublé, y en Nochebuena hasta hace pocos años poníamos un casette, con más años que yo, con unos villancicos populares…hasta que la cinta entró en bucle y se cargó el equipo de música…dando paso a Spotify.

En definitiva, … si los valores y el espíritu que promueve la Navidad son buenos…dejémonos llevar por la Navidad.¡y mostrémoslo! Abetos, flores de pascua, bolas de colores, copos de nieve. Es una preciosidad…y rodearse de belleza siempre es bueno. Cuida los detalles en tu casa, que se respire la Navidad. Da la bienvenida a la Navidad.

Que en tu casa se note que es Navidad

Hay una noche que la sigo viviendo aún con suficiente emoción para ser adulta, pues pienso en la cantidad de sueños y esperanzas que hay en esa noche puestas por los niños. La noche de los reyes magos, tradición única en España… Una noche tan mágica en la infancia, en la que todo era posible que al despertar del día siguiente siempre había bonitas sorpresas…aún me gusta esa noche dejar regalos y abrirlos al día siguiente. Y pensar que desde las estrellas unos lejanos magos nos sonríen con sus camellos y su copita de anís. Ah, ¡bienvenida Navidad!

Pilar

Style4life

 

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